El acero inoxidable en el día a día de su cocina.

Resistentes, el uso de utensilios de acero inoxidable en las cocinas es cada vez mayor. Inicialmente era común en las fuentes y cubiertos, pero el material está conquistando espacio y ha migrado a ollas, mesas de trabajo, fregaderos, sartenes y electrodomésticos, debido a la apariencia, resistencia a la corrosión y sus propiedades de conservación de alimentos.

Muchos hogares todavía guardan los productos de acero inoxidable, que terminan saliendo del armario sólo en ocasiones especiales. Sin embargo, no es necesario reducir el uso para evitar el desgaste de estos productos, ya que, según Núcleo Inox - Núcleo del Desarrollo Técnico y de Mercadeo del Acero Inoxidable - si bien conservado, el acero inoxidable de calidad tiene una gran durabilidad, manteniendo su belleza y brillo por mucho tiempo.

Las condiciones de conservación son fáciles, según la organización. "Se puede preservarlo contra la corrosión, manteniendo su belleza y brillo durante mucho más tiempo, con procedimientos simples, utilizando solamente agua, jabón neutro y detergentes", dice Arturo Chao Maceiras, director ejecutivo del Centro Inox.

El acero inoxidable no se oxida de la misma manera que los productos de acero al carbono, que al oxidarse quedan con una camada roja descortezada. "Las eventuales manchas en la superficie de un utensilio de acero inoxidable, en su mayoría, son causadas ??por partículas de hierro que contaminaron el acero inoxidable. Son estas partículas que se oxidan y no el producto", cita Chao.

El experto explica que para las manchas difíciles, un consejo es aplicar la mezcla hecha de bicarbonato de sodio y alcohol doméstico. "Lo ideal es utilizar un paño suave o esponja de nylon, pero nunca lana de acero. Además de dañar las partes pulidas, las esponjas de lana de acero dejan diminutas partículas que pueden causar manchas", dice.

Además de versátil, hermoso y práctico, el acero inoxidable ayuda a ahorrar energía en la cocina. Por retener más calor que otros materiales, las ollas de acero inoxidable resultan más económicas en la preparación de alimentos. Y, por desprender menos iones metálicos, no producen ni olor, ni sabor y no liberan sustancias que puedan alterar el sabor de los alimentos. Además, la capacidad de soportar cambios bruscos en la temperatura hace que el producto sea multifuncional, es decir, puede seguir del horno al fregadero tranquilamente.

Por su superficie suave y libre de poros, el metal dificulta la adhesión de bacterias, garantizando una mayor higiene y salud que otros materiales. También hay una ventaja demostrada en la relación costo/beneficio en comparación con otros materiales y, en el aspecto ambiental, equipos de acero inoxidable, después de alcanzar el final de una larga vida de servicio, son totalmente reciclables.